¿Qué es y qué propone la Teoría Crítica?

Una corta introducción

Teoría Crítica es el nombre que lleva ahora una corriente filosófica y de teoría social. Nace en Alemania a principios del siglo XX en la ciudad de Frankfurt, en el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Goethe – por ello también se le conoce como la Escuela de Frankfurt. Como la mayoría de sus miembros eran judíos, huyen a los EEUU debido al nazismo. Allá es que se les va conociendo con ese nombre y desarrollan gran parte del trabajo por el que los conocemos hoy en día a la primera generación de dicha escuela.

Originalmente, su tarea era hacer un análisis de la sociedad de su tiempo. Querían cambiar, además, el objeto de estudio de la sociología y de la teoría social. Comprendían que no solo es la sociedad lo que existe según es percibida por las ciencias empíricas, sino que también es necesario tener en cuenta cómo los actores sociales perciben a la sociedad. Y no es analizando a los actores sociales cuando estos están en situaciones de conformidad con su propia situación, en estados de confort, más aún de una específica parte de la estructura social, sino en situaciones disconformidad, en situaciones en que "no están bien" en situaciones de malestar, insatisfacción, o incluso daño. En situaciones negativas, diría Honneth, el saliente director del Instituto de Investigaciones Sociales. La Teoría Crítica hace crítica negativa. Lo que trataría de hacer la TC, entonces, es analizar la propia sensación que tienen las personas de malestar, fastidio o sufrimiento cuando viven de sociedad que "está funcionando" aparentemente en orden. De esa manera, para estos teóricos el objeto de estudio de la sociología y de la teoría social debería de cambiar, sería más bien el punto de articulación entre i) una sociedad que esta funcionando bien y ii) un conjunto de individuos que sufren.

Dentro de ese esquema metodológico, se realiza ese análisis de la sociedad. Las premisas desde donde parte los teóricos críticos en su versión original de la TC tiene que ver tres teóricos anteriores: con Marx, pues surge con una fuerte inspiración marxista/marxiana, también Freud y Max Weber. Incluso, para Axel Honneth, sigue siendo así. De Freud se toma, por ejemplo, que la sociedad padece también de ciertos problemas y que los síntomas pueden ser sentidos y padecidos por los miembros de la sociedad, aunque sus causas se encuentren ocultas. Sería tarea del crítico social ir a la caza de tales patologías sociales, como las llaman, haciendo diagnósticos, guiándose de los síntomas. Si seguimos a otro psicoanalista, Jacques Lacan, fue Marx quien inventó el síntoma, así que la crítica social de las patologías sociales sería – o tendría que ser – marxiana, por lo menos. Así como en el psicoanálisis se hace – grosso modo – un análisis de la psique, estos teóricos sociales hacen un análisis de la sociedad en esa línea de espíritu de inspiración psicoanalítica.

Así, partiendo de ciertas patologías sociales, se podría profundizar en las causas más íntimas que están enraizadas en lo más hondo de las estructuras de la sociedad y, si fuera posible, solucionarlas. Estas soluciones solo estarían dentro de los mismos aprendizajes que ofrecen las mismas sociedades en sí mismas en diálogo o interacción con otras sociedades. Esa idea de aprendizaje social viene dada por Weber. Empero, sea quizá la más importante arista de la TC, la de la crítica al capitalismo, que le viene referida por Marx. Las patologías sociales serían sostenidas y también creadas y recreadas por la sociedad capitalista, agudizada ahora en su versión neoliberal.

Lo que ofrecería la TC es articular estas tres teorías para dar a la sociedad i) un criterio de validez normativo que permita cuestionar las prácticas y creencias que producen sufrimiento y daño social y ii) una serie de práxis y creencias que apunten a una transformación estructural de la misma sociedad, esto es, la TC tiene una propuesta revolucionaria.